El año que viene, tanto el reglamento de chasis como el de motores sufrirán una profunda revisión. Varios directores técnicos del paddock de la Fórmula 1 la han calificado como la mayor revolución de los últimos 50 años. Además de las reservas de los pilotos y las preocupaciones sobre las carreras en su conjunto -sobre las que se hablará más adelante en esta web-, también hay temores entre los aficionados de que pueda fomentar el dominio a largo plazo de un fabricante. Los pensamientos se remontan a 2014, cuando el motor Mercedes demostró ser significativamente mejor que el resto y el equipo de fábrica consiguió hacerse con todos los títulos mundiales hasta 2020.
Cómo funcionará exactamente el sistema con concesiones?
Evidentemente, no se puede descartar que un fabricante empiece mejor que el resto, sobre todo porque la FIA reconoce que no todas las marcas son igual de transparentes y están dispuestas a compartir datos sobre el nuevo motor. Pero incluso si un fabricante domina el próximo año, la FIA ha aprendido de 2014. De hecho, hay una red de seguridad en el nuevo reglamento, que permite a las marcas rezagadas recuperar gradualmente esa diferencia mediante las llamadas concesiones.
"Por supuesto que tenemos recién llegados y al principio de un nuevo ciclo siempre existe el riesgo de divergencia", señala Tombazis, que apunta a mayores diferencias entre ellos. "Además, ahora tenemos un techo presupuestario separado para los motores". Esto último significa que los fabricantes rezagados no pueden limitarse a hacer grandes inversiones para acercarse. Para que aún sea posible acortar distancias, la FIA ha esbozado un sistema. "Para ello existe un concepto llamado ADUO, que significa Oportunidades de Desarrollo y Mejora Adicionales", explica Tombazis. "Este concepto es el resultado de mucho trabajo. El estaba en la normativa desde el primer día, pero en los últimos meses se han añadido más detalles sobre cómo debe funcionar exactamente en la práctica".


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